jueves, 20 de mayo de 2010

leona bicario

María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador nació en la Ciudad de México, México, el 10 de abril de 1789, en el seno de una familia criolla acomodada. Quedó huérfana de ambos padres a la edad de dieciocho años, razón por la cual quedó al cuidado de su tío Agustín Fernández de San Salvador, que además fungía como albacea.[1]

Por este tiempo conoció a Andrés Quintana Roo, pasante de derecho que trabajaba en el despacho de su tío. Ambos quedaron enamorados, y Andrés solicitó la mano de Leona, obteniendo la negativa de su tío, por la diferencia de ideologias. Esto motivó a Leona a huir de su casa para unirse a Quintana Roo en su participación en la insurgencia. Vicario se trasladó al pueblo de Tacuba, donde formó un grupo de mujeres que apoyaban la causa independiente.

Leona Vicario financiaba con su propia fortuna la insurgencia. Sirvió como correo de los insurgentes, a los que servía como espía en la Ciudad de México --junto con otras personas de una organización secreta llamada Los Guadalupes-- hasta que fue puesta presa el 13 de enero de 1813 al ser descubierta su participación en las conjuras independentistas. Fue condenada a recluirse en el convento de Belén de las Mochas, de la Ciudad de México. En mayo de 1813, tres insurgentes disfrazados de oficiales del ejército virreinal la ayudaron a escapar rumbo a Tlalpujahua, Michoacán, donde finalmente contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo.[2]

Aunque Leona Vicario, su esposo Quintana Roo y su recién nacida hija Genoveva fueron capturados por las tropas realistas en 1818, fueron luego puestos en libertad, al concedérseles el indulto y destierro a España.

Leona Vicario murió en la Ciudad de México el 24 de agosto de 1842. Sus restos fueron trasladados a la Columna de la Independencia en 1925. Su nombre está inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro, sede del Congreso de la Unión.

México. Huérfana muy niña, quedó al cuidado de un tío, Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, abogado en cuyo despacho trabajaba Andrés Quintana Roo.


Al estallar la Guerra de Independencia, Leona Vicario se dedicó a informar a los insurgentes de todos los movimientos que podían interesarles y que ocurrían en la capital. También, con sus bienes, ayudaba a la causa libertaria.



Intentó persuadir a los mejores armeros vizcaínos para que se unieran a los partidarios de la Independencia. Por ello, y al negarse a descubrir a sus cómplices, se le aprisionó en el convento de Belén de las Mochas.



Logró escapar ayudada por los coroneles Antonio Vázquez Aldarna y Luis Alconedo. Disfrazada, llegó hasta Oaxaca, donde se encontraba el caudillo José María Morelos. Acompañó al Ejército Insurgente, que poco después sufrió varias derrotas, por lo que pasó grandes penalidades.



Sus bienes fueron confiscados. Como, además de sus esfuerzos personales, había contribuido a la lucha con más de ochenta mil pesos, se le otorgó, como recompensa, la hacienda de Ocotepec, en los llanos de Apam; el acto se decretó por el Congreso en 1822. En los mismos días de la lucha se casó con Andrés Quintana Roo. Murió en su ciudad natal.

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